Llegó el 2 de noviembre el día del Milkailjuitl donde los pobladores acuden a visitar a sus muertos a los panteones para compartir los alimentos que han sido preparados en su honor.
En la localidad de Macuxtepetla apenas el sol comenzaba a salir y se oía el cantar de los gallos, cuando ya los pobladores se trasladaban rumbo al panteón de ese lugar, previamente adornado con un enorme arco en la entrada para recibir las almas de los fieles difuntos que llegarían para poder estar con sus familiares en este día tan especial.
En cada tumba los pobladores tienden sus servilletas recién compradas para sobre ellas colocar los alimentos que van a ofrendar a sus seres queridos.
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Es tradición que se lleve el Tapataxtle, un tamal grande que se abre y corta para compartir entre los visitantes, también abundan, el pan, las frutas y todas aquellas comidas que en vida les gustaba a los difuntos.
Las personas con mayor posibilidad económica suelen contratar tríos huapangueros o bandas de viento para que toquen los sones tradicionales de estas fechas.
Roberto Hernández Martínez señaló que este fue un Xantolo muy esperado pues, después de dos años de no permitirse las actividades masivas por la pandemia de Coronavirus muchos se prepararon con meses de anticipación para poder hacer una festividad digna para aquellos que se fueron al más allá.
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Comentó que se tuvieron obstáculos como lo son la falta de lluvias que provocó que haya poca producción de flor de cempasúchil y por ende se incrementó el precio de manera significativa, hasta 200 pesos un rollo, lo que fue un fuerte golpe para la ya de por si fracturada economía de los que menos tienen.
Dijo que en las posibilidades de cada familia la festividad se realizó con sus arcos para colocar sus ofrendas, otros que por cuestiones laborales viven en otros estados viajaron largas horas para poder volver a estar en familia, pues bien se dice que «el que muere en la Huasteca vivirá para siempre».