Se cumplen 154 años de la creación del estado de Hidalgo y por primera vez es gobernador por un régimen distinto al priato. Será un aniversario particular, pues la entidad transita entre cambios que prometen, por lo menos desde el discurso, un rumbo diferente.
La pobreza, marginación y corrupción han sido el sello un régimen que gobernó por casi cien años una de las entidades más jodidas del país, que paradojamente es uno de los más ricos en recursos, ecológica y culturalmente.
Es por eso por lo que tanto hemos discutido por años a que se debe la pobreza de la entidad. O somos pobres endémicos o los políticos son corruptos endémicos. No hay más.
Valga el señalamiento, pues luego de apenas meses del nuevo régimen de izquierda, nos preparamos para saber si alguna de esas dos hipótesis es cierta. Hoy, sobre el gobierno de Julio Menchaca pesan muchas expectativas, similares y guardando las distancias, de aquellas que teníamos sobre Vicente Fox cuando logró sacar al PRI de Los Pinos.
Esperemos que este sea un parteaguas en la vida política y social del estado, que no merece seguir viviendo en la inopia; sus habitantes merecen algo más que la marginación.
Por eso, hoy que soplamos sobre esas 154 velitas le deseamos a Hidalgo que cambien las cosas, que los políticos que están en el gobierno se olviden un poco de sus intereses y que la sociedad civil se aplique para que seis años digamos: somos un estado de vanguardia. Por lo menos eso le deseo yo a mi amado estado.
Payasadas: Siguen cayendo alcaldes siniestros; la pregunta que ronda en los corrillos de la polaca y que muchos ciudadanos nos hacemos es: cuando caerá un exfuncionario siniestro y cómo resarcirá el daño que le hizo a los hidalguenses.
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